Tempestad con silencio.
“La contaminación radiactiva representa un peligro único debido a la extrema longevidad de los contaminantes, cuya vida media puede ser de hasta cientos de años.”
El humo
vertical
profana el cielo
con la trama siniestra de su encaje
hacia el útero negro,
hacia el eclipse
donde el semen nuclear engendra llagas
y sigilos de muertes miserables.
La nube es impiadosa,
es envolvente,
es cúpula de ampollas emboscadas
creciendo en los baldíos de la sangre,
aquelarre de fuegos embrujados
arrojando
en marmitas malolientes
el desnudo poder de sus rituales.
La nube tiene un hambre que no cesa,
la nube esta sedienta,
como el aire.
A su paso,
centurias de mentiras
-amazonas guerreras de la sombra-
cabalgan en jumentos espectrales
mientras la nube,
henchida y tormentosa,
abre babeantes morros de ceniza
y clava dientes sucios a la tarde.
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