Renacimiento.
“…y por fin la materia dejará de existir…”
Trepa sobre tinieblas en asedio
el hambre vertical de la ceniza
devorando muñones insepultos.
Nada queda,
excepto este secreto
que horada
con sus báculos insomnes
la médula gastada de los mundos.
Pero…
aguarda…
no escuchas en la noche
un suspiro de germen sedicioso
reptando
entre follajes nauseabundos?
¿No es esa gota
sucia de rocío
la promesa incesante de la vida
prisionera en oráculos de musgo?
¿No presientes un vuelo,
una paloma,
una rama de olivo desgajada
asumiendo estatura de tributo?
¿No adviertes una sombra alucinada,
un vértigo en la orilla del olvido
despeñando
otra vez
a los espejos
tu linaje de légamo desnudo?
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