Navegar sobre el cieno.
“Los animales presentan una marcada disminución de su temperatura corporal, bajo peso y variables grados de deshidratación. Esto se debe a que el petróleo se adhiere a las plumas de todo su cuerpo, rompe su tramado natural y les hace perder su natural impermeabilidad.”
Y por si fuera poco,
la desidia,
y aquel escorzo de bajel sombrío
quebrando las atávicas espumas
con el perfil desnudo de su quilla.
Por las sendas heladas y marítimas,
como un nuevo Holandés Errante,
estéril,
habitando espirales infinitas.
Su proa tiene ausencia de gaviotas,
el mascarón
los labios espectrales
que balbucean muertes repetidas,
y las jarcias
rujiendo en la borrasca
navegan horizontes sin ocaso
hacia la soledad de la península.
Mil aristas hambrientas,
aguzadas,
horadaron plumajes a la vida
cuando,
sobre la sed de los pedruscos,
hunde,
el dolor,
espadas de ceniza...
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