La furia sin amarras.
“…el calor derretirá los hielos y el mar avanzará sobre la tierra…”
No quiero recordar aquel silencio,
vaticinio de ausencias sin amarras,
el aroma de arcilla envilecida
atisbando con garras impacientes
aquel temblor astuto en la espesura
piafando sobre estrías y hojarascas,
aquellos,
los esquivos inventarios
aislados en demencias de torrentes.
No quiero recordar,
porque,
en el lodo,
han varado las gárgolas heridas
por el feroz olvido de la muerte.
Porque el agua invadió las sementeras
saqueando,
palmo a palmo,
cada sueño,
mordisqueando la tierra con sus dientes.
Porque aún puedo escuchar,
si me propongo,
un bramido aluvial,
de toro en celo,
ahogando las azules geografías
bajo sus largas lenguas envolventes.
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